¿Estás buscando un terapeuta para realizar terapia familiar? Nuestro compromiso profesional y humano es aportar soluciones adecuadas para cada miembro del sistema familiar y para la familia en su conjunto.
Los objetivos específicos de la terapia están definidos por la situación de la familia y la demanda de sus miembros. Los objetivos implícitos en el proceso de la terapia son:
Mejorar el funcionamiento personal, las relaciones y el ambiente familiar
Aportar recursos para la resolución de los problemas y conflictos familiares.
Contribuir a una comunicación basada en el respeto y en los valores de la familia.
Generar interés por las inquietudes y los proyectos de vida de cada miembro.
Resaltar la importancia del apoyo mutuo y de la familia como pilar para el bienestar personal.
Durante las sesiones revisaremos los estilos de relación, el lugar que ocupa y el papel que desempeña cada miembro y las normas de convivencia, además de otros elementos estructurales:
Los límites son los vertebradores de las relaciones familiares. Determinan la estructura y los roles que cada miembro juega en el sistema familiar.
Durante la infancia y la adolescencia los padres son los encargados de gestionar los límites. O dicho de otra manera, a través de los límites los padres regulan el comportamiento de los hijos desde fuera –heteroregulación-, dando forma al modelo que éstos seguirán en la autorregulación de su conducta. En la medida en que los límites se traducen en normas claras, los hijos perciben a la familia y, por extensión al mundo, como un lugar previsible y seguro. Por otro lado, los padres han de asegurarse de que los hijos puedan cuestionar los límites con el fin de no sofocar la energía que les mueve a desarrollar su propia autonomía.
La tensión entre los límites y su cuestionamiento es la responsable de una dialéctica entre la autoridad y el sujeto libre que crea las condiciones de responsabilidad necesarias para que las relaciones intra y extrafamiliares no dependan exclusivamente de la impulsividad o el sometimiento, sino que sean mediadas por la negociación y la inteligencia, definida ésta como impulso reflexivo orientado a una meta.
Los límites determinan la posición de cada miembro en la familia. Si como padres no permitiéramos su superación, los límites funcionarían como los barrotes de una prisión anulando la voluntad y potenciando el temor al propio impulso. Y, en consecuencia, instalando una imagen del mundo y de las relaciones como territorios hostiles y amenazantes.
Límites e inteligencia van de la mano. No es posible desarrollar la inteligencia sin la oposición del límite. En este sentido, el límite es el ingeniero que construye las herramientas y los recursos para avanzar con autonomía y responsabilidad.
Con sus preguntas difíciles, el límite plantea nuevas maneras de llegar a los objetivos. Te pide que revises tus modos de proceder, que busques nuevas posibilidades de acción, que te atrevas a cuestionar de forma responsable las normas, los tabúes y la moral familiar y social. En esta labor es fundamental el papel que juegan los padres.
En su tarea como mediadores, los padres señalan, interpelan, encauzan, sostienen en los momentos de frustración, actúan como un objeto al servicio del crecimiento de los hijos durante su etapa de desarrollo y como un instrumento para el despuntar de la inteligencia de los hijos. También han de saber retirarse, dar un paso al lado, cuestionar sus propios límites, trabajar en sus miedos e incertidumbres.
La paternidad es un proceso de crecimiento en las dos direcciones.
Luis Juárez